🔮 La abundancia se trata de un sentimiento de plenitud que no depende de lo externo, sino que se afinca en el interior de uno mismo. Tanto la abundancia como la pobreza implican un conjunto de emociones, pensamientos y creencias. De ahí que se presente esa contradicción en la que hay quienes tienen mucho y, sin embargo, se sienten descontentos. Mientras tanto, otros tienen muy poco y se encuentran perfectamente agradecidos y felices.
1️⃣ El sentimiento de carencia. Si algo es común a todos los seres humanos es la carencia. Cuando predomina el sentimiento de carencia, vamos por la vida sintiendo que ésta nos debe algo. Además, pensamos que en alguna parte sí existe esa totalidad, que erradique para siempre la sensación de vacío dejando de lado todo el potencial creativo que poseemos para convertirnos en un eterno receptor insatisfecho.
2️⃣ El estado de abundancia. Al tener conciencia de un vacío, una necesidad o un deseo no cumplido, otorgamos gran valor a aquello que “llena”, aunque sea parcialmente. Significa entender que al mundo vinimos solos, desnudos e indefensos. Todo lo que hayamos conseguido a partir de ahí es una ganancia.
3️⃣ Conectarte con la abundancia. En un mundo y un tiempo consumistas como los que vivimos, tiende a pensarse que la abundancia es exceso. Y que el exceso es una fuente de satisfacción. Siempre quieren más y nada llega a ser suficiente. Esa es una condición en la que no hay extrema abundancia, sino extrema carencia.
🔮 Por eso, conectarte con la abundancia es ante todo ser capaz de dos cosas: valorar y agradecer. Valorar quiere decir dar significado a lo que tienes, a lo que logras, por pequeño que pueda parecer. Agradecer es permitirte sentir dicha por todo lo que hay en tu vida y que, perfectamente, podría no estar ahí. – Edith Sanchez. La Mente es Maravillosa –
