🔮 Los hábitos son comportamientos que se repiten en el tiempo. Los autodestructivos consumen tu energía, afectan tu equilibrio emocional y entorpecen tu bienestar. A continuación, comparto contigo los más habituales.
1️⃣ Enfocarte en lo que no tienes. Este suele ser un aspecto que señala el poco valor que le das a lo que tienes. Como por ejemplo la casa de tu jefe, el auto de tu amigo, el éxito de tu vecino, la felicidad de tu colega o la suerte de tu pareja. Todas esas cosas que crees necesitar solo sirven de justificación para postergar tus objetivos.
2️⃣ Culpar a los demás. El origen se encuentra en la inseguridad y el miedo, los cuales te llevan a sacar conclusiones de forma precipitada. Por lo tanto, siempre será mejor responsabilizar a los demás de tus fallos. Por ejemplo, cuando incumples una obligación laboral y tu jefe te suspende. Entonces terminas diciendo que él es una persona amargada, que paga contigo su propia infelicidad.
3️⃣ Permanecer en la zona de confort. Es el lugar donde te sientes seguro, pero solo en apariencia. Permanecer en esta zona te impide desarrollarte y crecer, pues quedas atrapado en un estancamiento emocional. El ejemplo típico es el de los atascos de tráfico a las horas de más tránsito. Preferimos continuar ahí, lamentándonos por nuestra mala suerte y repitiendo lo mismo todos los días que buscar vías alternas.
4️⃣ Preocuparte por el “qué dirán”. Este hábito es común en personas inseguras, con baja autoestima y que no tienen estructurada su propia identidad. Dedican demasiado tiempo de sus vidas a agradar a los demás y les angustia terriblemente decepcionarlos. Ejemplo, cuando un hijo estudia la profesión que le gusta a su padre y no la que le gusta a él o cuando alguien se viste con algo que le resulta incómodo, pero lo soporta porque “está de moda”.
5️⃣ Victimizarte. No podemos seguir pensando en que porque tuvimos una experiencia dolorosa merecemos un trato especial y diferente a los demás. Estas experiencias son valiosas y nos sirven de referente para no volver a caer en lo mismo. Pero si comienzas a victimizarte, pierdes la oportunidad de fortalecerte. Más bien conviertes los problemas y las quejas en una forma de vida.
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