La sanación y la curación son dos conceptos distintos. El primero hace referencia al alma, mientras que el otro tiene que ver con el cuerpo físico. Solicita acompañamiento celestial para equilibrar ambos aspectos.

La medicina nos ha ayudado a salvar vidas, a prolongar la existencia. Sin embargo, muchos otros padecimientos tienen sus orígenes en el alma, en procesos estancados, en ciclos que no se cierran y que el cuerpo evidencia manifestando enfermedades físicas.

Los seres de luz, gracias a su llama verde activa, ayudan a descristalizar todas aquellas causas que dan origen a nuestros padecimientos físicos y emocionales. Nuestra energía, nuestra esencia, también debe equilibrarse, por eso es importante darle la misma relevancia a sus padecimientos que a los dolores del cuerpo, ya que es probable que cuánto más profundas sean las marcas, más difícil resulte encontrar su origen.

En cualquier caso, todo aquello que afecta el alma, de una u otra forma, se manifiesta de manera física, de allí que sea necesario sanar conscientemente, para así lograr calma en todos y cada uno de los aspectos de la existencia.

Uno de los elementos más relevantes de la vida, es contar con buena salud, tema que sin duda era un aspecto que hace un par de años ni siquiera nos pasaba por la cabeza, muchos, por juventud, orgullo o ego nos creíamos invencibles. Pues bien, las prioridades ahora son otras y poder disfrutar de aquellos a quienes amamos por más tiempo, sentirnos fuertes y capaces, ha tomado una perspectiva diferente. La salud, tanto física como espiritual es lo que necesitamos para avanzar, no solo en el camino de la abundancia material, sino en el sendero de la felicidad.