🍃 Quejarnos se convierte, para muchos, en un estado normal. Pasa que se hace cotidiano dar y recibir quejas sobre el trabajo, las relaciones que tenemos, los problemas y lo difícil que parece la vida: Llena de conflictos, de cosas por mejorar y de poca o nula perfección.
🍃 La invitación de hoy es a tomar acción sobre nuestra vida, y para eso, tal vez lo primero que tenemos que hacer es tomar acción sobre nuestros pensamientos, sobre lo que creemos nos limita y sobre cómo eso, se ve reflejado en nuestras relaciones y en todas las experiencias que atraemos inconscientemente. Acá tres consejos:
1️⃣ Sé el observador de tus pensamientos: No te alcanzas a imaginar la cantidad de pensamientos que se cruzan por tu cabeza todo el tiempo. ¿Cuántos de ellos son de gratitud y amor y cuántos de queja y juzgamiento? Con el simple hábito de empezar a reconocer tus pensamientos, puedes estar alerta y mitigar automáticamente los que se enfocan en lo negativo, para reemplazarlo por algo mejor o para identificar la causa de dicho pensamiento.
2️⃣ Reemplaza la queja por agradecimiento: Reconoce que cuando te quejas no te sientes mejor, por el contrario, atraes más queja y en tu mente se entreteje un círculo de baja vibración. Existe una sencilla manera de reemplazar esos instantes de queja, y es enfocarte en agradecer. Todos tenemos algo por agradecer: Nuestros sentidos, estar vivos, nuestras familias, algún amigo, algún alimento, algún paisaje. No se trata únicamente de agradecer las cosas materiales, aunque también es un muy buen ejercicio, se trata de adquirir el hábito de agradecer siempre y abrir así la mente a una vibración elevada de amor.
3️⃣ No estás solo en el proceso: Tú guía, Yo superior, Maestro, Ángeles, Espíritu, o como sea que lo llames, siempre está acompañándote. Solo debes llamarlo para acceder a su guía amorosa; no sientas que debes hacer por tu cuenta el proceso de sanación o de cambiar tus pensamientos por Luz, ten presente que en ese camino tienes ayuda divina.
🔮Es importante estar alerta pues hay una línea muy delgada entre hacer un proceso de expresión y excusarnos en la queja constante para entrar en patrones de victimización y no tomar acción de nuestra vida desde su causa. –Luisa Zambrano-
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