Taller Reto 21 Días “Sanando la Energía del Dinero con las Constelaciones Familiares y los Códigos Sagrados”

Día Nro. 2: Revisión de Acuerdos y Mandatos Familiares.

“Soy torpe como mi madre”, “Mi tía siempre me dijo que sería un fracaso”, “Nosotros somos pobres, por eso…”, “No sé cocinar; mi abuela sí que sabía”, “Las personas inteligentes son las que estudian”, “El dinero es cosa de gente mala”, “Saliste igual a tu padre”

¿Te suenan conocidas estas pseudo afirmaciones? ¿Qué otras sumarías a la lista?

A muchas de ellas las vienes escuchando, y lo que es más fuerte aún, viviendo desde temprana edad. Se llaman mandatos familiares, y forman un complejo sistema de normas y reglas que, prácticamente sin ningún sustento, es muy posible que muchos de ellos los sigas reproduciendo una y otra vez durante la vida adulta.

Cuando la vida presenta muchas trabas internas que no nos permiten avanzar, es necesario revisar estos códigos y obligaciones que los hemos asumido en forma encubierta, y que nos atrapan en un tipo de vida no elegido por nosotros.

Tal vez hemos tenido padres o tutores realmente muy buenos y comprensivos; o no. Sin embargo, esta tarea, te invita a reconocer y buscar en tu propio trabajo interno, sin demasiadas miradas hacia los demás (al estilo “ellos me hicieron…”), debido a, posiblemente eso es lo que hemos venido haciendo hasta ahora: echar la culpa. Hay otros caminos posibles y realmente sanadores. Y dependen de ti. Ya verás.

Si quieres conquistar tu libertad, expandirte y explorar el mundo desde tu perspectiva, quizás la tarea sea la de cortar con estos mandatos, en vez de ser una especie de marioneta viviendo la vida de perfección que -se supone- imponen esas normas.

En determinadas etapas de la vida de algún modo hemos sido apresados por esta malla invisible que conforman los mandatos. Incluso hay muchos que se pasan de generación en generación, bajo la fuerte e imprecisa potencia del famoso “legado familiar”.

Es posible que, en la infancia, cuando vamos conformando nuestra estructura psíquica, no nos animemos a desafiarlos, sobre todo porque no contamos con la información necesaria, y estamos aprendiendo las formas de convivencia con el entorno.

En muchas personas hay momentos de quiebre, donde esta consciencia invisible se revela y se rebela: como en un laboratorio fotográfico, muestra una pintura de lo que nos hemos convertido, y allí nuestro yo se alza en rebelión, queriendo desatarse de lo impuesto desde afuera.

Cuando nos agotamos y nos cansamos de ser rehenes de estos mandatos familiares, que también están atravesados muchas veces por rasgos culturales, sociales, entramados ocultos dependiendo del lugar donde fuimos criados, secretos y oscurantismo, es posible que elijamos el camino de la libertad.

Allí aparece otro mandato familiar: “es una oveja negra, como lo era …”, en referencia a determinada persona de la familia o círculo cercano.

Lo perverso de este funcionamiento es intentar crear un status quo (hacer que nada cambie), para no tener que atravesar la incomodidad del cambio y la revolución que implica la transformación humana.

“Cada familia es como un clan. Es una dimensión dinámica y tremendamente compleja donde se integra un legado emocional, un pasado, unas creencias, unas represiones y por supuesto unos mandatos”, dice Viktor Frankl, neurólogo y psiquiatra austriaco en su libro “The Doctor and the Soul”; y agrega: “la única cosa peor que el sufrimiento, es que el propio sufrimiento se vaya sin testigos. De ahí el valor de la familia como primer círculo de recuerdo, de heredera de ese legado.”

¿En qué se convierten los mandatos familiares?

En sufrimiento. Y el sufrimiento en rencor. Y el rencor en resentimiento. Y el resentimiento, en culpa. Una combinación explosiva que se ancla en la desconfianza, la mentira, el desconcierto emocional y la tendencia a la ruptura -y no la integración de un sistema propio de valores y formas de vida- independientemente del área de que se trate. Es decir, no solo el mandato familiar determinará nuestra conducta en ese ámbito, sino que es posible que se traslade la misma forma operativa a otros aspectos, como el trabajo, la búsqueda de la pareja que nos permita vivir la experiencia del amor en su sentido más profundo, la profesión y los vínculos en general.

Si hay una base de desconfianza, algo se rompió dentro nuestro; y por más que nos empeñemos en pegarlo con el mejor adhesivo que exista en el mercado, ya estará irremediablemente deshecho.

Frente a esto, ¿qué podemos hacer? La buena noticia es que hay salida, y la recompensa es ni más ni menos que tu libertad.

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Algunos ejemplos de mandatos.

No puedo equivocarme.

La felicidad hay que ganársela trabajando duro.

Si pido ayuda admito que no sirvo.

Tengo que hacer sentir bien a los demás.

Todo lo que vale cuesta esfuerzo.

Lo barato sale caro.

No pidas ayuda.

No hables con extraños.

No es bueno llorar y demostrar tristeza.

Lo que no se planifica sale mal.

La gente es como es y no cambia.

Nada es gratis en la vida, todo tiene un precio.

Debo controlar mis emociones.

Debería preocuparme más por las cosas.

Es demasiado difícil obtener lo que quiero.

Si no me dan la razón es porque no me quieren.

Dependo de los demás.

Es porque fui criado así o porque así lo aprendí.

No soporto como actúan los demás.

Existe una solución perfecta, ideal para cada problema.

Debo hacerlo mejor que los demás.

Si me critican es porque he cometido un error.

No puedo cambiar mi forma de pensar.

Debería ayudar a todos los que me necesitan.

Nunca debo mostrarme débil.

Existe un solo amor verdadero.

Nunca debo herir a nadie.

La mayoría de las veces soy inferior a los demás.

Tengo que ser el centro de atención.

Tengo que ser el mejor.

Renunciar es la mejor estrategia para no sufrir.

Debería estar siempre contento.

Basta la fuerza de voluntad para resolver todos los problemas.

Los mandatos se tallan muy fuerte dentro nuestro. Por eso es necesario animarse a desactivarlos, trabajarlos y crear nuestra propia realidad, desafiando lo preestablecido y conformando un espíritu libre, que estimule el desarrollo humano integral. Es decir: eso que siempre soñaste que quieres ser. E ir por ello.

¿Sencillo? No. ¿Fácil? No necesariamente. ¿Factible? Siempre.

Según algunas corrientes de la psicología, nuestro ADN transmite experiencias y la talla dentro tan fuerte, basadas en el estrés y el miedo que se heredan de generación en generación. Es así que, incluso, experiencias negativas desafiadas por los padres, luego son trasplantadas sin más a los hijos, que las traen prácticamente en sus genes.

Ideas para salir adelante

Si bien romper con los mandatos familiares no es sencillo, es necesario considerar en primer lugar que el peso que se le da a la familia condiciona y predispone; cuando la cultura en general impone un formato de que no se la puede cuestionar por más disfuncional que sea en uno o varios aspectos, lo más probable es que surjan legiones de personas infelices y resentidas.

A continuación, describe en tu cuaderno, lo que determinas en los siguientes puntos, y libera el tema de los mandatos familiares:

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Toma consciencia de lo sutil de los mandatos.

Aceptación es la clave: han formado parte de ti. Si pudieses llevar un registro dia a dia de esos comportamientos casi ocultos como hilos invisibles, y de cada vez que tus emociones se desajustan por su impacto, al cabo de poco tiempo tendrás una noción certera de muchos comportamientos con los que no quieres convivir más.

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Tú no 'eres' el mandato.

A lo sumo, estás siendo en este momento sólo una representación de eso. Y eres mucho más grande que todo lo que te limita, que es una pequeña porción de ti. Trabaja en quitarle el juicio, que es tan pesado y encadenante como las situaciones en sí.

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Cambia el “debo” por el “quiero”.

Este ejercicio consciente de la forma en que articulas tus mensajes y tus elecciones te permitirá empezar a tener más poder personal para elegir con libertad progresiva, e ir soltando de a poco esas cosas que te atan.

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Hay mandatos que pueden enriquecerte y ayudarte a crecer.

Es el caso cuando recibimos palabras cariñosas y afectuosas que estimulan esta parte del Ser. A los otros, podemos no adherir: es un contrato que no queremos firmar, no lo suscribimos. Y como contrato que es, podemos ejercer nuestro derecho a decir que no.

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Ahonda en tus modelos que te limitan.

Desecha afirmaciones de impacto negativo (no sirvo, no puedo, no sé, me dijeron que no soy bueno en eso) y reemplázalos por una experiencia concreta y activa. Practícala lo suficiente hasta que se haya hecho un ejercicio continuo y permanente.

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Cuestiona lo que parece trivial en conversaciones familiares.

Expresa de buena manera tu punto de vista. Ponte firme si hace falta. Dí “no estoy de acuerdo con eso”. Esto aparece frecuentemente con expresiones muy comunes, como “siempre fuimos de esta forma, no vamos a cambiar ahora”, “las vacaciones las decide papá”, “debes estudiar lo que viene de familia”, “esta pareja no te conviene”, y tantas otras. Estos códigos te invalidan si les das poder.

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La familia no es una ley.

Quiere decir que no estás obligado a tener una lealtad sobre cosas que van en contra de ti mismo, sólo por ser de la misma sangre. Este es el pasaporte a tu infelicidad.

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Focalízate en el resultado.

El resultado es tu necesidad concreta de libertad, cambiar y evolucionar. Ser feliz, ni más ni menos. Y esto no se negocia. Incorpora afirmaciones del tipo “Yo soy…”, “yo elijo…”, “Yo quiero…” seguido de enunciados positivos. Crea tantas frases como necesites; léelas e internalízalas cada día fuertemente. Observa cómo van haciendo raíces fuertes en ti, para empezar a desarrollar tu fortaleza interna que desafíe los patrones de mandatos familiares.

La vida es una experiencia de cambio. Según dónde te ubiques, estarás más o menos satisfecho en ese ir y venir. Y esto es una elección que sólo tú puedes hacer.

Revisa, determina y escribe en una hoja blanca, que mandatos has mantenido desde hace mucho tiempo Libera en una ceremonia sagrada (quemando la hoja y echando las cenizas a la basura) que consideres están bloqueando tu abundancia.

Día 2 Meditación Código Sagrado 1118.
Liberación de Contratos Kármicos.

Son todas las deudas que pueda tener en ésta o en otras vidas y que viene desde mi historia familiar.

Pido a mi Poderosa presencia de Dios. ¡YO SOY! Dios Padre Madre, Te pido que lleves las riendas de la activación de los códigos sagrados, para que todo sea en perfecta armonía, de acuerdo con la voluntad divina, bajo la gracia y de manera perfecta. ¡Gracias Padre! que me has oído! y ya me lo has concedido, ¡Gracias Padre! porque todo está cumplido. Aquí y Ahora.

Activo el Código Sagrado

Repetir el Código Sagrado 1118
Cuarenta y cinco (45) veces.

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CÓDIGO ACTIVADO

Doy las gracias

¡Gracias Divina Presencia de Dios que YO SOY! Dios PADRE -MADRE, por llevar las riendas de esta Activación de los códigos sagrados, para que todo sea en perfecta armonía, de acuerdo con la voluntad divina, bajo la gracia y de manera perfecta. ¡Te doy las Gracias! porque ya me lo has concedido, ¡Gracias Padre! porque todo está cumplido. Doy las gracias a todos los seres que han contribuido para que estos códigos sagrados lleguen a mis manos, para mi crecimiento interior y espiritual. Hermanos en la LUZ ¡Gracias! ¡Gracias! ¡Gracias!

Describe a través de un mensaje en el Grupo de WhatsApp un Resumen del Aprendizaje Adquirido.

Escribe luego del resumen “Tarea Nro 02 Cumplida”. Además la fecha en la cual la realizas y tu firma.

Afirmación Día Nro 2:

Me visualizo fácilmente teniendo una abundancia ilimitada.

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