🍃 Un modo sencillo, práctico y útil de aprender a abrir los ojos a la verdad es dando un descanso a nuestra mente. Sabemos que algo así puede resultar paradójico, pero no se trata en absoluto de silenciarla, de apagarla o de quitar las llaves al motor de nuestros procesos mentales. Se trata simplemente, de desacelerar, parar de algún modo, encender ese “tercer ojo” del que hablan los budistas. Te enseño los pasos a seguir:
1️⃣ Sitúate en un lugar relajado, libre de estímulos que capten la atención de tus sentidos más físicos (sonidos, olor, sensaciones físicas de frío, agobio o presión ambiental…).
2️⃣ Cuando intentamos aquietar la mente, es común que al instante, irrumpan molestos pensamientos automáticos, intrusivos y carentes de utilidad: cosas que hemos hecho, que hemos dicho, cosas que nos han pasado, que otros nos han dicho.
3️⃣ Cada vez que llegue hasta ti uno de estos pensamientos intrusivos, visualiza una piedra que es lanzada a un estanque. Imagina como impacta contra la superficie del agua para después, desaparecer.
4️⃣ A medida que logremos controlar y apartar los pensamientos automáticos y sin utilidad, llegarán poco a poco esos otros donde se inscriben los miedos, las molestias, e incluso esas imágenes que se hallan grabadas en nuestro subconsciente y a las que no habíamos prestado atención (una falsa sonrisa, una mirada despectiva…).
5️⃣ Es momento de reflexionar sobre esas sensaciones y esas imágenes para preguntarnos por qué nos hacen sentir mal. Lo importante en esta fase es evitar justificaciones y juicios rápidos (mi pareja me ha dicho esa palabra despectiva porque seguramente, yo lo he provocado). Debemos ver las cosas tal y como son, aunque nos parezcan crudas, aunque descubramos que son temiblemente dolorosas.
🍃 Para que este ejercicio traiga resultados y nos permita abrir los ojos, debemos practicarlo a diario. La verdad ascenderá tarde o temprano hasta nosotros para quitarnos la venda de nuestro corazón y esos cerrojos donde nos hallábamos atrapados e insatisfechos.
🍃 Tras esto, ya no seremos los mismos y solo abarcará una opción, una salida y una obligación personal: mirar hacia delante, hacia nuestra propia libertad y felicidad. Quedarse atrás queda ya terminantemente prohibido. Fuente: -Valeria Sabater- Consejosdelconejo.com
